lunes, 10 de octubre de 2016

VIII - Lectura gráfica de "El erotismo" de G.Bataille -trabajo en proceso-

desvío (2)




“Sólo la muerte se sustrae al esfuerzo de un espíritu que se ha propuesto abarcarlo todo.

Pero la muerte, se dirá, está fuera del mundo. La muerte está fuera de los límites. Como tal, ella se sustrae necesariamente al rigor de un método de pensamiento que no considera nada sin haberlo limitado.

Si se quiere.

Tengo en la mano un álbum suntuoso cuyo texto está acompañado por numerosas ilustraciones en color.

Bajo el título de The world we live in, la revista Life (publicada en América con cuatro millones de ejemplares) ha hecho aparecer, a lo largo del año 1954, el conjunto de artículos que el álbum ha reunido en 1955.

El nacimiento de la tierra, la formación de los mares y de los continentes, el poblamiento de la extensión terrestre por los animales y por los hombres, o el cielo estrellado a través del cual se desplaza la Tierra han dado lugar a una sucesión de imágenes cautivadoras. Lo que la fotografía no pudo alcanzar lo ha representado el dibujo. Con este álbum en la mano, lo que hace que la vida aparezca, lo que la formación del espíritu humano le revela a dicho espíritu, se abren ante mis ojos en su conjunto comprensible. El mundo en que vivimos es para nosotros el mundo de donde procede el hombre, a cuya medida está hecho el hombre y que una representación clara pone a la medida del espíritu del hombre. El hombre, es verdad, no posee el mundo. Por lo menos posee de él lo que le resulta próximo y la dominación que ejerce sobre lo más próximo le da generalmente en el espacio que descubre la ciencia la sensación de estar en su casa.

Pero ahora quiero plantear la pregunta.¿El mundo en que vivimos, the world we live in, no es al mismo tiempo the world we die in, no es «el mundo en que morimos»?

The world we die in habría podido efectivamente servir como título para el editor americano.

Quizás.

Hay no obstante una dificultad. The world we die in no es en ninguna medida lo que poseemos. La muerte está, en efecto, dentro de este «mundo en que vivimos», es eso que se sustrae a la posesión, ya sea porque, reducidos al temor, no tengamos el deseo de poseerla, ya sea porque, habiendo intentado ejercer sobre ella una dominación, hayamos finalmente admitido que ella se escabullía.
Los ritos y los ejercicios religiosos de todos los tiempos se han esforzado por hacer que la muerte entre en el dominio del espíritu humano.

Pero esos ritos y esos ejercicios nos mantienen en la fascinación de la muerte. El espíritu fascinado por ella pudo imaginar que la muerte se convertía en su dominio: un dominio donde la muerte era sobrepasada. La muerte, en este mundo en que vivimos, donde, finalmente, debido a la ciencia, nada se nos sustrae ya por completo, no ha seguido siendo menos lo que se sustrae. El mundo en que morimos no es el «mundo en que vivimos». El mundo en que morimos se opone al mundo en que vivimos como lo inaccesible a lo accesible.”

-

Bataille, G., “Ce monde oü nous mourons” -extracto- Epílogo de “El último hombre" de Maurice Blanchot  y Critique, 123-124, agosto-septiembre de 1957, in O. C., t. XII, pp. 457-466.

_

desvío (3) 

-